FORMA Y ARMONÍA VITAL

ESPACIO ÉTICO PLÁSTICO ABIERTO AL JUEGO DE RELACIONAR PALABRAS, FORMAS, Y COLORES AL RITMO ÍNTIMO DEL UNIVERSO...


10/6/08

FORMA, COMUNICACIÓN ...

La forma de comunicarnos y expresarnos ha cambiado radicalmente en esta era de la tecnología y el ciberespacio, sin que se haya producido una modificación correspondiente en nuestra forma de ver y entender los distintos mensajes que consumimos, producimos y protagonizamos. Mientras la actitud receptiva permanece fija; anclada en la apariencia de las propuestas formales elaboradas por la burguesía europea del siglo XVIII, el comportamiento en la emisión y recepción del mensaje actual, en la mayoría de los casos, está vinculado a la idea de que el entendimiento de los mensajes visuales, se produce fuera del análisis y control cerebral, según el capricho personal de cada uno.

COMUNICAR
No nos damos cuenta que el valor de la apariencia se sustenta en el significado permanentemente vivo que cada uno hemos de descubrir, actualizar, asumir y compartir si queremos realmente entendernos; y para ello, hay que conocer racionalmente el funcionamiento de los códigos del lenguaje o lenguajes que estamos o están utilizando.
Entendemos que el valor de la comunicación se establece con eficacia, cuando tú y yo compartimos un código común de formas y significados, y este valor pierde eficiencia, cuando compartimos el código sin entender racionalmente los significados.

La eficiencia del lenguaje verbal, ha evolucionado hasta convertirse en un instrumento racional de lectura y escritura. La alfabetización de este lenguaje facilita la base de igualdad instrumental para entender al otro y que el otro nos entienda. El crecimiento y desarrollo de las demás capacidades humanas ha seguido la misma evolución natural. Así han surgido los distintos lenguajes del conocimiento con sus correspondientes códigos que hoy se interrelacionan en los medios de comunicación sin que apenas los leamos.
Nos consideramos verbalmente letrados cuando aprendemos el significado y el uso de los componentes básicos del lenguaje escrito, (letras, palabras, ortografía y sintaxis) La alfabetización de todos los demás lenguajes y en este caso el mas antiguo “el lenguaje universal de las formas” actúa lo mismo, dentro de sus componentes estructurales básicos (punto, línea, plano, color ritmo, textura y su correspondiente significado, ordenación, enlace y composición que es su ortografía y sintaxis). Formalmente estos elementos están implícitos en los mensajes visuales fotográficos, el cine, la publicidad, las obras artísticas y por mimetismo en nuestra propia forma de vestir y comportarnos… Pero ¿sabemos leer su significado?

La comunicación actual necesita la alfabetización colectiva en el lenguaje universal de las formas para salir del etnocentrismo y valorar un poco más allá del consumo y la apariencia, la sintonía con el ruido de las olas, el canto de los pájaros, el perfume de las flores y que ese niño de cualquier raza del neolítico actual y este otro del ciberespacio puedan compartir sus afectos, formas de valor y armonía vital...

9/6/08

MIRADA, DIALOGO...

Mirar puede ser: dirigir el sentido de la vista a lo que tenemos fuera de nosotros; y desarrollar una visión armónica seria: mantener un dialogo visual con nuestro entorno; pero para ello no es suficiente con asistir pasivamente al acto de mirar, necesitamos "ver" y esto nos lleva a adoptar una actitud activa, a fijarnos con atención y utilizar nuestra inteligencia para verificar las cualidades de lo que estamos viendo.

Si queremos establecer un “diálogo real” también necesitamos "percibir"; o sea: implicar en el acto de ver la participación del resto de nuestros sentidos y notar que tanto lo que percibimos, como el modo de hacerlo, vienen condicionados por nuestras experiencias anteriores que hacen que cada uno de nosotros tengamos ante los mismos hechos un punto de vista diferente. También podemos darnos cuenta que nuestra mirada evoluciona o no, según sea nuestra relación “interior-exterior”. Pues uno evoluciona vitalmente cuando sin perder su identidad, incluye en su visión conceptual lo percibido y observado dentro y fuera de si mismo encontrando nuevas formas de ver la realidad; y uno se estanca vitalmente cuando su visión es un monólogo personal ajeno al otro sin verificar la realidad ni valorar lo percibido por los demás puntos de vista.

Dialogar realmente con alguien o con algo seria: relacionar impresiones objetivas y subjetivas renovando simultáneamente los lazos que unen al “observador y lo observado”; dos polos que configuran lo que podemos entender por “realidad vital”. La dificultad radica en encontrar el equilibrio entre estos dos polos. Cortar la dificultad en dos partes y quedarnos solo con una de las dos, supone evadir el problema. O sea: vivir con la oculta censura de una parte de la realidad y asistir mutiladamente no solo a la perdida de libertad por el estancamiento de nuestro desarrollo como personas, sino a la “incomunicación o monólogo social” junto a la crispación y deterioro de nuestra armonía vital.

 
Una cuestión de la armonía vital es la relación que establecemos con aquello que percibimos y lo que perciben los demás. El problema que surge al establecer una relación, es que su armonía depende del grado de equilibrio personal que cada uno mantiene consigo mismo y con lo que esta fuera de el. Salvando la aparente diferencia, podemos decir: que lo que esta fuera y lo que esta dentro del ser humano, forman una unidad vital. Queramos o no, ambos aspectos de la realidad están interrelacionados; existen y son reales, gracias a su permanente interrelación y evolucionan, se configuran, y generan confianza o afecto y por lo tanto “amor”; o se estancan, se desfiguran y generan crispación, desprecio o terror y como consecuencia “odio”.

Evolucionar en la percepción de la realidad y como consecuencia en nuestra relación con los demás requiere como principio dar igual importancia a los dos polos básicos que configuran la realidad vital, (el observador y lo observado). El paso siguiente sería darnos cuenta que el universo intimo de cada uno de nosotros, es único, pero no es el único, existen tantos como individuos; por lo tanto nuestra relación armónica con alguien empieza por el respeto y reconocimiento del ritmo intimo del universo del otro, que siendo diferente, respira, se nutre y forma una unidad, con el mismo universo que nosotros y los demás seres vivos.

Mirar puede ser una aventura maravillosa que nos permite ver, percibir y amar la vida en todas sus manifestaciones cuando se pone en práctica la “comunicación” entre los dos polos que configuran nuestra realidad “el tu y el yo” que es donde empieza la belleza del “diálogo social” y la sensación de vivir y convivir armónicamente con los demás...

6/6/08

AMISTAD...



La amistad es un sentimiento altruista que surge del interior de las personas cuando nos identificamos con alguien o con algo… Las raíces de este valor las encontramos en la historia de nuestra propia existencia.
A nivel personal, todos tenemos, o hemos tenido, una madre y un padre, que de modo altruista nos han dado al nacer parte de su vida, “nosotros somos en el –fondo- una parte de ellos”. Ellos nos han cuidado cuando éramos pequeños, nos han ayudado a dar los primeros pasos y nos han enseñado las primeras pautas de comportamiento; el resto, lo hemos ido aprendiendo nosotros mismos, con nuestra –forma- personal de  aprender y relacionarnos con los demás en el entorno natural y artificial donde vivimos.

A nivel colectivo, todos tenemos -dentro y fuera- de nuestro ser a “la madre naturaleza” que de modo altruista nos renueva cada día, parte de la vida; “nosotros también somos una parte de ella”. Ella, en el –fondo- nos sustenta, –dentro- con este modo de funcionar y –fuera-, con los frutos, de su propia vida… El aire que respiramos, la luz que percibimos, el olor, el sabor, el color, el ritmo, el contraste, el matiz y su diversidad de –formas- de relación son lección permanente de generosidad, fuerza, flexibilidad, valor, belleza y armonía vital.

A nivel universal, como experiencia cultural, tenemos la historia (relación que mantenemos con la vida) que es lo que yo llamo: “el padre conocimiento”, que inspirado en la naturaleza y de modo altruista ha ido dando –forma- a un mundo artificial de sistemas, tratando de interpretar, reproducir y controlar el funcionamiento de la vida. En este empeño han surgido toda una serie de ilusiones de realidad, imágenes de valor, ideales, leyes, normas, artilugios y artefactos; algunos maravillosamente bellos, otros perfectamente útiles y otros perversamente peligrosos. Todo esto es válido, en la medida en que “no confundimos, los medios con los fines”…

“La vida es un fin en sí misma, un autentico valor”… Todo lo demás solo son medios que tienen valor, en la medida en que están al servicio de la vida, la respetan, la representan, la elevan sobre si misma, restablecen la salud, regulan excesos y deficiencias, desarrollan la educación como producto de conocimiento, sensibilidad, sinceridad, solidaridad, respeto, y sentido de justicia, que es lo que nos hace ser personas responsables y por lo tanto libres… Y los medios pierden el valor cuando se convierten en fines y ponen la vida a su servicio, se utiliza la mentira, el miedo, o el terror como estrategias de poder, se hace de la vida y la muerte de inocentes un negocio y del prójimo, un objeto de relación mercantil.

Esto que a nivel simbólico yo llamo “madre naturaleza y padre conocimiento” son dos referentes que configuran el sentimiento global de pertenencia colectivo; dos referentes que hoy nos dan identidad a las personas, por que somos una parte de ellos.

Desarrollar el valor de nuestra identidad personal como sentimiento racional de amistad y pertenencia a un grupo armónico a un todo, implica: trabajar cada día de forma altruista la ética universal, donde toma cuerpo la libertad, cuyo precio es la responsabilidad de nuestros propios actos y su producto, es la relación armónica como sentimiento altruista de amistad que mantenemos con nuestro grupo, con el mundo, la historia, la profesión, la familia, nosotros mismos, los demás seres vivos y el entorno. El desarrollo de esta cualidad humana, crece en el interior de las personas y se hace evidente a los demás, mediante – formas- de comportamiento, dando vida y significado a la cultura; por que la cultura no es algo que tengamos; lo que tenemos son objetos culturales; “La cultura es algo vivo, que hay que cultivar, actualizar y demostrar cada día”. Es lo que en el –fondo- todos reconocemos como el valor de las personas. Eso que nos permite actualizar nuestra mirada cada día, mantener la ilusión razonable de ver la realidad, distinguir los medios de los fines, aceptar la unidad de -fondo y forma- de nuestras relaciones que es lo que nos hace ser realmente lo que somos y estar bien con los demás, donde quiera que estemos, por que todos somos o podemos ser amigos de la vida y del entorno natural y artificial donde vivimos.